sábado, 23 de abril de 2011

Ruby mata a Oswald


El fotógrafo ganó el premio Pullitzer en 1964 con ésta fotografía, es el momento en el que Ruby mata a Lee Harvey Oswald, el presunto asesino de John Fitzgerald Kennedy.
Una foto fue tomada por un reportero de The Dallas Morning News. La mañana del domingo, 24 de noviembre de 1963, recibió el disparo mortal a las once horas con veintiún minutos, hora del centro del estado.
Se encontraba custodiado por la Policía de esa ciudad, en una cárcel preventiva, con el fin de ser trasladado a una cárcel del condado de Dallas, para que fuera acusado por un juez del fuero común por el asesinato de Tiberio Octavio JFK y de un oficial de policía llamado J.D. Tippit.
Félix Velasco

Palestinos en Beirut


Françoise Demulder, fallecida a la edad de 61 años, fue la primera mujer que obtuvo el premio World Press Photo, galardón de fotoperiodismo más prestigioso del mundo
Esta foto en blanco y negro tomada en 1971 en Beirut, durante la guerra del Líbano, en la que una mujer cubierta con un velo suplica ayuda al cielo delante de un soldado mientras, a sus espaldas, arde el barrio palestino de la ciudad, fue la imagen que la hizo mundialmente famosa.
Félix Velasco

Botella de Coca Cola



La botella de Coca-Cola, como todo, ha sufrido cambios con la edad, desde los orígenes en 1894 hasta nuestros días, muchos han sido los modelos de botella adaptados a la variación de estéticas y gustos de la época.
1ª: 1899 - 2ª: 1900 - 3ª: 1915 - 4ª: 1916 - 5ª: 1957 - 6ª: 1986
Félix Velasco

viernes, 22 de abril de 2011

Jan Rose


El 21 de Octubre de 1967, millares de manifestantes se reúnen frente al Pentágono, en Washington D.C., para protestar contra la guerra de Vietnam. Riboud, que trabajaba para la agencia «Magnum», siguió a una determinada joven que parecía querer colocar una flor en un arma de un soldado de la Guardia Nacional. La joven, Jan Rose, tenía 17 años. 
Más tarde el ideal 'hippy' se desvaneció y ella cayó en la droga, fue violada y terminó por sufrir marginación. 
Su vida cambió definitivamente al nacer su hija Lisa Ann. 
Sin embargo, la imagen se transformó en un icono para los movimientos y manifestaciones en favor de la paz, imprimiéndose en numerosas pancartas que se empleaban en dichos actos.
Félix Velasco

Franco y la Cruz

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Franco con la Cruz de la Victoria por las calles de Oviedo en 1942 con ocasión de la consagración de la Cámara Santa de Oviedo.
Fue una foto muy divulgada por la prensa de la época.
Félix Velasco

Revólver con cámara de fotos


Invento norteamericano datado en 1938. Un Colt que junto con el disparo de la bala realizaba una fotografía. Lo cierto es que la finalidad o utilidad del invento no está demasiado clara.
Félix Velasco

Che Guevara pescando


El revolucionario Che Guevara no tiene razones para una vez conseguido el poder, pasados por las armas en La cabaña aquellos que pudieran desafiar su poder, disfrutar de los placeres que en forma de yate y caña de pescar ofrece el capitalismo en 1960.
Félix Velasco

sábado, 16 de abril de 2011

Edison y su "cotizador en Bolsa"



Diseñado por Thomas A. Edison 1870, este aparato se utilizó para recibir cotizaciones de acciones y materias primas.Foto tomada en 1970 por el fotografo fotógrafo Charles H. Phillips.
Los experimentos de Edison, que en otro tiempo habían sido para él algo así como un entretenimiento, comenzaron a tomar un sentido práctico con el tiempo. Su objetivo primordial consistía en descubrir cosas que tornaran más cómoda la vida de los demás. Había comprado las obras del gran científico británico Michael Faraday y aprovechaba todos los momentos libres para estudiarlas. Con el fin de ampliar el campo de sus estudios aprendió francés y alemán, pues muchos libros y artículos escritos en esos idiomas no estaban traducidos al inglés.
Edison se interesaba especialmente en la electricidad. La facilidad con que había aprendido a manejar esta fuerza misteriosa le valió el sobrenombre de "el disparador de descargas". Cierta vez que sus compañeros de trabajo se quejaron de las cucarachas que infestaban la oficina, las electrocutó en medio del asombro y complacencia de sus amigos, mediante un circuito de alambre cargado de corriente.
Pero su principal interés en este momento se centraba en inventar un transmisor telegráfico doble, o sea un instrumento que enviara dos mensajes por el mismo cable y al mismo tiempo. Recordó cómo había perdido una vez su empleo, por "divagar sobre esas ideas extravagantes". Y aún ahora sus superiores seguían diciéndole que un invento de ese tipo era imposible. “Transmitir dos mensajes en sentido contrario por un mismo cable es como despachar por la misma vía dos trenes opuestos. Fatalmente se produciría un choque y un desastre”.
Pero no transcurrió mucho tiempo antes que Edison convirtiese en realidad su "sueño impracticable". ¡Creó un transmisor doble que funcionaba de verdad! Demostró que dos mensajes eléctricos pueden pasar uno junto al otro sin que se produzca ninguna conmoción sobre la marcha. Sin embargo, Edison era muy pobre como para poder patentar su invento.
Más o menos por esa misma época inventó otro interesante mecanismo: un artefacto eléctrico que permitía contar rápidamente los votos en los cuerpos legislativos. Lo presentó a una de las Comisiones del Congreso en Washington. La Comisión, empero, lo rechazó.
—Si algo hay sobre la tierra que no deseamos, dijo su presidente, es un mecanismo como éste. Preferimos contar los votos lentamente, así tenemos tiempo de persuadir a nuestros colegas a que cambien de idea cuando creemos que están equivocados.
Desconforme con sus lentos progresos en Boston, Edison decidió probar suerte en otra parte. Tomó el barco nocturno para Nueva York y llegó a esa gran ciudad al amanecer del día siguiente. Su cartera estaba vacía; había gastado sus últimos centavos en el billete para el viaje.
Echóse la valija a los hombros y salió del muelle calle arriba. Su estómago hambriento clamaba pidiendo comida. Afortunadamente pasó frente a un depósito que acababa de recibir un cargamento de té de Ceilán. A través de la ventana de la oficina vio un hombre que cataba muestras del producto recién llegado. Audazmente entró en la oficina y pidió una taza de té.
—No puedo pagarla, señor, pero le agradeceré mucho su amabilidad.
— ¡Sírvase, joven! ¡Bienvenido!
Este fue el primer desayuno de Edison en Nueva York. Y su primer alojamiento, el sótano de la Gold Indicator Company. Consiguió este refugio temporario gracias a la mediación de un operador al que había conocido mientras trabajaba para la Western Union, en Boston.
Allí permaneció unas pocas noches, aprovechando los días en estudiar los aparatos de la compañía. La actividad de esta compañía consistía en hacer funcionar indicadores eléctricos automáticos de cotizaciones de Bolsa, que registraban hora por hora las fluctuaciones del precio del oro. Este servicio se vendía a centenares de clientes, que dependían constantemente de él para sus operaciones comerciales.
Pero una tarde, poco tiempo después de la llegada de Edison a Nueva York, los indicadores se descompusieron. En las oficinas de la Compañía cundió el pánico. Desde las oficinas de los numerosos abonados acudían presurosos mensajeros clamando por el servicio; los técnicos corrían de instrumento en instrumento en un vano esfuerzo por localizar la falla; y el presidente de la compañía, Samuel S. Laws, se sentía impotente, a la espera de algún milagro.
Y el milagro se produjo, en la persona de Tom Edison. Este se adelantó hasta el presidente. —Creo que sé en qué consiste la falla, dijo. Parece como si hubiera saltado un resorte y caído entre dos ruedas de engranajes.
— ¡Entonces corra y arréglelo! —gritó Laws.
Tom localizó sin gran dificultad el resorte roto. En seguida todo el sistema de indicadores volvió a funcionar con el mismo ritmo de siempre.
Laws invitó a Edison a su oficina.
— ¿Le agradaría trabajar para nosotros? —preguntó.
— ¡Sí señor! Durante varios días estuve tratando de verlo para pedirle trabajo. Pero me decían que usted estaba muy ocupado.
—Bien, de ahora en adelante usted es el capataz de la planta. Y su sueldo será de trescientos dólares mensuales.
— ¡Gracias, señor! —exclamó Edison. Y a continuación agregó con timidez: ¿Podría adelantarme un poco de dinero de mi sueldo? Hace varios días que no sé lo que es una comida completa.
Sus nuevos ingresos le parecieron a Edison un tesoro. Sin embargo, nada eran comparados con las inesperadas ganancias que se le presentarían en esa misma oficina. Una empresa rival compró la Gold Indicator Company. La nueva sociedad tomó el nombre de Gold and Stock Telegraph Company, y su presidente fue el general Marshall Lefferts. Edison estaba trabajando ahora para un nuevo patrón, que se hallaba interesado en conseguir ideas nuevas y originales. Esta fue una coyuntura feliz para el joven inventor. Había observado que el indicador de cotizaciones era un instrumento de inferior calidad, y le sugirió al general Lefferts que él podría inventar algo mejor.
— ¡Muy bien! Trate de hacerlo, dijo el general.
Edison renunció a su trabajo de capataz en la Gold and Stock Telegraph Company y abrió un taller propio. Se asoció con un técnico electricista, Franklin L. Pope. Con la colaboración de éste trabajó en un nuevo tipo de indicador de cotizaciones de Bolsa; en pocos meses lo había terminado. Lo denominó Impresor Universal Edison. Este invento era más simple que el antiguo instrumento, y al mismo tiempo más eficaz. El resorte y los engranajes estaban mejor ajustados y ofrecían más segura resistencia contra posibles averías. Los diversos dispositivos del sistema estaban conectados de tal suerte que todos ellos indicaban la misma información simultáneamente.
Edison aplicó aquí el mismo principio que había utilizado en su invento de la telegrafía doble. Es decir, logró exitosamente multiplicar la eficiencia de su máquina haciendo que las diferentes partes trabajasen juntas, en una unidad.
Presentó su nuevo invento al general Lefferts. El general se mostró entusiasmado y le preguntó a Edison cuánto quería por él. Edison recordó su desdichada experiencia con el registrador de votos. No esperaba mucho por sus inventos. ¿Cuál sería un precio razonable? ¿Tres mil? ¿Tal vez cinco mil? Entonces tuvo una inspiración:
—Supongamos que usted me haga una oferta, general.
—Muy bien, ¿aceptaría cuarenta mil?
Hasta que recibió su cheque, Edison no estaba seguro de si el general Lefferts había dicho cuarenta mil o cuatro mil. E inclusive cuando llevó el cheque al banco, sospechaba que había sido víctima de una broma.
Se convenció de esto último al entregar el cheque al cajero. Este se lo devolvió diciéndole: —Tiene que endosarlo, señor Edison.
Pero, debido a su sordera, Edison no alcanzó a entender las explicaciones del cajero. Por otra parte, no sabía qué era endosar cheques; nunca había tenido ninguno en sus manos hasta entonces.
Dedujo, por lo tanto, que aquel "trozo de papel" que había recibido del general Lefferts no servía para nada.
Le quitó el cheque al cajero y corrió apresuradamente a la Gold and Stock Telegraph Company. El general Lefferts no pudo menos de reírse.
—Todo lo que tiene que hacer, le dijo, es firmar con su nombre al dorso del cheque. Y agregó luego el general:
—Yo le explicaré cómo se hace, Tom. Mi secretario lo acompañará para identificarlo, de manera que esta vez no tendrá inconveniente en cobrar su dinero.
Cuando Tom volvió al banco, pidió que le pagaran en billetes chicos, pues tenía miedo de no poder cambiar billetes más grandes. Llenó los bolsillos de papel moneda, corrió a su casa con su fabulosa riqueza y permaneció toda la noche en vela contra algún posible robo.
A la mañana siguiente el general Lefferts le explicó cómo podía abrir una cuenta bancaria y retirar de ella de vez en cuando lo que necesitase.
Comenzó así un nuevo período en la vida del joven Edison. Había llegado a Nueva York hambriento, sin un céntimo ni perspectiva alguna de trabajo. Y ahora, cuando sólo habían transcurrido seis meses, era un capitalista en ciernes, ¡oh cuarenta mil dólares en el banco!
Edison tenía veintitrés años. En la vida de un joven es ésta la edad de las alegrías y las diversiones; pero la mente de Edison estaba absorbida por otros asuntos. Invirtió su tiempo y su dinero en un taller mecánico moderno, que instaló en Newark, Nueva Jersey. Había recibido del general Lefferts un importante pedido de indicadores eléctricos de cotizaciones. 
Contrató varios operarios para la fabricación de los aparatos y los distribuyó en turnos diurnos y nocturnos. Se registraba una actividad febril; su taller funcionaba las veinticuatro horas del día.
El era su propio capataz. Supervisaba el trabajo de sus mecánicos y dedicaba su tiempo libre a experimentos y a nuevos inventos. Como término medio dormía diariamente cuatro horas.
En el curso de los seis años siguientes, de 1870 a 1876, el "disparador de descargas eléctricas" patentó no menos de 122 inventos. No obstante, todo esto no era más que una sombra de los milagros que realizaría más tarde.

Félix Velasco

sábado, 9 de abril de 2011

Miedo


Mujeres, niños y soldados, escondidos en un canal embarrado, se ponen a cubierto del intenso fuego vietcong en Trai Bao, a unos 20 kilómetros al oeste de Saigón, Vietnam, el 1 de enero de 1966. (Foto AP / Horst Faas).
Félix Velasco

viernes, 8 de abril de 2011

Egipto en llamas




Han sido días de cantos y el caos, derramamiento de sangre mezclada con momentos impresionantes de solidaridad entre los manifestantes y los soldados enviados a someterlos. Los manifestantes huyen a través de una nube de gas lacrimógeno durante los enfrentamientos en El Cairo el viernes, 28 de enero. (Abdallah Dalsh Amr / Reuters)




La llama del descontento social que primero parpadeó en Túnez se ha extendido a Egipto, culminando con el anuncio el martes por el presidente Hosni Mubarak, que después de tres décadas en el poder, que no se presentaría para un nuevo mandato. 


Los enfrentamientos dejó edificios del gobierno en cenizas, tiendas saqueadas, y una economía tambaleante. el aeropuerto internacional de El Cairo estaba lleno de americanos y otros extranjeros que intentaban huir, los de la industria turística de Egipto se congeló. Las fuerzas especiales de seguridad egipcios la planta principal en el interior del Museo Egipcio en El Cairo el lunes, 31 de enero. Los saqueadores irrumpieron en el museo el sábado, destrozaron las cabezas de dos momias, dañando algunos objetos antes de ser capturados y detenidos por soldados del ejército, el responsable de antigüedades de Egipto, Zahi Hawass dijo que la preciada colección está a salvo de ladrones y bajo custodia militar. (Tara Pulse Todras-Whitehill/Associated).
Félix Velasco

Una muñeca



Una muñeca se encuentra en el suelo después del 11 de marzo de 2011 por el tsunami y el terremoto que asoló Japón, en Natori en la prefectura de Miyagi el 16 de marzo. Todo un símbolo. (Toru Yamanaka / AFP / Getty Images).
Félix Velasco

jueves, 7 de abril de 2011

Huracán Katrina

Premios Pulitzer

Los premios Pulitzer han distinguido al equipo de fotógrafos del diario The Dallas Morning News por su cobertura de la tragedia del huracán Katrina. En esta foto de Irwin Thonmpson, el huracán arrancha el techo a un restaurante en Nueva Orleans (Agosto 29, 2005).

Katherine Cathey

El comité de los Pulitzer premió al fotógrafo Todd Heisler, del Rocky Mountain News de Denver (EEUU), por su reportaje gráfico sobre los funerales de los marines del estado de Colorado que volvieron de Irak en ataúdes. 
La noche previa al funeral de su marido, Katherine Cathey (embarazada) se negó a dejar la sala donde estaba el ataúd y durmió cerca del cuerpo sin vida del marine por última vez. Los militares le hicieron una cama. Antes de dormirse, encendió su portátil y escuchó canciones que le recordaban a su marido muerto. 
Félix Velasco

El fotógrafo japonés Kenji Nagai se aferra a su cámara segundos antes de morir.

Ganadora del Pulitzer 2008

Adrees Latif de la agencia Reuters, foto ganadora del Pulitzer 2008. La  instantánea fue tomada durante las protestas de los monjes budistas contra el régimen militar de Myanmar en Birmania en el mes de septiembre, y en ella podemos ver al fotoperiodista japonés Kenji Nagai segundos antes de morir. El fotógrafo narra los detalles que rodearon a la realización de la imagen: "Sabía que cientos de personas habían sido asesinadas en circunstancias similares durante el levantamiento de 1988 así que me coloqué en lo más alto de un viejo cruce peatonal, desde el único lugar que ofrecía una vista despejada. (...) Con la cámara en manual, pretendía congelar cualquier movimiento al tiempo que mantenía el máximo de profundidad de campo posible. Dos minutos después, los disparos comenzaron. Vi a una persona caer hacia atrás en el aire. Instintivamente comencé a sacar fotos, capturando cuatro imágenes del hombre sobre su espalda. El punto de entrada de la bala se ve claramente en la primera, con un soldado apuntándole con un rifle. En la segunda imagen, el hombre trata de incorporarse para seguir filmando. Se escucharon más disparos. Me estremecí con las dos siguientes imágenes de la secuencia, una con el hombre apuntando con la cámara hacia el soldado y otra con su cara retorcida de dolor."
Félix Velasco